Análisis de Demon's Souls Remake para PlayStation 5




Analizamos 'Demon's Souls Remake', la esperadísima revisión de Bluepoint Games del clásico de From Software que sentó las bases de un género, ahora actualizado para PlayStation 5.

Remasters, remakes, e incluso refritos, son términos más o menos de actualidad, en especial desde la anterior generación, y no siempre para bien. Si nos ponemos a pensar en lo que han dado de sí a lo largo de los últimos años, podríamos contar con los dedos de una mano los títulos que estaríamos dispuestos a salvar de los que han vuelto a nosotros unos años después, adaptados más o menos a los tiempos que corren.

EL CURIOSO CASO DE BLUEPOINT GAMES

Hace unos años, pocos de nosotros sabríamos situar a Bluepoint, un estudio indie que, tras lanzar un título propio para PS3 en 2006, con Blast Factor, fue el encargado de portar juegos a plataformas de esa misma generación. Fueron los esponsables de títulos como ICO & Shadow of the Colossus HD Collection, Metal Gear Solid HD Collection o la versión de Xbox 360 de Titanfall, y más recientemente de los remasters de la saga Uncharted. También del que, hasta este 2020, era su proyecto estrella, el remake de Shadow of the Colossus, con una versión que rayaba la excelencia y con el asombraron a todo el mundo, obteniendo solo buenas críticas y alabanzas pese a lo colosal (permitidnos el chiste rancio) de tal proyecto.

Fue precisamente ese remake de la obra maestra de Fumito Ueda el que colocó a Bluepoint en lo más alto de la lista de estudios llamados a afrontar un posible remake de los primeros títulos de From Software (una reclamación histórica por parte del fandom), y a nadie sorprendió que fuera el estudio elegido por Sony para recuperar el primero de todos los souls. Lo que sí sorprendió fue lo que vimos en ese primer avance que presentó Sony allá por Junio de este mismo año y más tarde en los distintos gameplays con los que nos fueron afilando los dientes, siempre con la fecha del lanzamiento de PlayStation 5 en mente. ¿Era posible que mejoraran incluso lo hecho con Shadow of the Colossus?



DEMON'S SOULS: EL PRIMERO DE TODOS LOS SOULS

A estas alturas, ponernos a definir con más o menos detalle en qué consiste la fórmula souls nos parece un poco innecesario, pero allá por 2010, cuando llegó Demon’s Souls a nuestra manos (en Japón lo tuvieron en 2009), From Software sorprendía a propios y extraños con unas mecánicas que, en cierto modo, continuaban con lo hecho con King's Field en su debut en la primera PlayStation y, más tarde en PlayStation 2 y hasta PSP, pero equilibrando la propuesta y dotándola de un lore y una profundidad magistrales.

Si echamos la vista atrás, en Demon’s Souls ya encontramos todo lo que ha hecho grande a un género que se acuñó con ese primer título. Mapas laberínticos, con atajos que deberemos abrir sorteando todo tipo de peligros y enemigos inesperados que intentarán pillarnos a traición detrás de cualquier esquina, un lore fraccionado y enrevesado, y unos temibles bosses que supongan un desafío mayúsculo y puedan llegar a desesperarnos. Todo eso, y morir, morir, morir y volver morir, volviendo una y otra vez al último punto seguro, perdiendo todas las almas o la que quiera que sea la moneda de cambio que nos haga poder mejorar a nuestro personaje para obtener más salud, fuerza o agilidad, e incluso magia. Por supuesto, con el ansia por alcanzar la nueva zona segura que nos sirva de lanzadera para las siguientes expediciones.

DE VUELTA A BOLETARIA

Por si no estáis al tanto de dónde arranca la historia de Demon’s Souls, os contaremos que el rey Allant XII, monarca de Boletaria, en su afán por aumentar su poder, canalizó las antiguas artes del alma y despertó al Anciano, un antiguo demonio. Esto provocó que la corrupción, en forma de niebla, se extendiera por todos los rincones de Boletaria, liberando a terroríficas criaturas hambrientas de almas humanas. Aquellos cuyas almas les fueron arrebatadas, perdieron la cordura y solo les quedó el deseo de atacar a quien aún conserve la suya. Ahora, Boletaria está aislada y los pocos caballeros que se atreven a adentrarse en esa densa niebla para liberar la región desaparecen para siempre. Y ahí es donde entramos en acción nosotros, encarnando a un solitario guerrero que deberá penetrar esa niebla y enfrentarse a todo tipo de enemigos para ganarse el título de matademonios y devolver al Anciano a su letargo.


El juego se divide en 5 zonas o mundos bien diferenciados, a los que se accede desde unas archipiedras que podemos encontrar en el Nexo. El acceso a esas zonas se abrirá tras derrotar al primero de los demonios. En realidad al segundo, pero esto ya lo entenderéis cuando juguéis el juego. El Nexo vendría a ser algo así como el Santuario de Dark Souls III, el Sueño del Cazador de Bloodborne o el Templo Desolado de Sekiro, pero a lo grande. Es un lugar mágico donde deberemos regresar para acceder a los diferentes mundos a través de esas archipiedras, pero también para interactuar con una serie de NPCs que arrojarán algo de luz sobre lo que ocurre en Boletaria y nos ayudarán a mejorar nuestras habilidades y equipamiento.

Según nos vayamos adentrando en los distintos mundos, deberemos recorrer sus enrevesados mapas, acabando con todos los enemigos que podamos hasta dar con los jefes de cada zona. Tras derrotarlos, encontraremos una nueva hoguera a la que regresaremos cada vez que muramos, y a la que podremos acceder directamente desde el Nexo, desde la correspondiente archipiedra de ese mundo.

Aquí entra en escena uno de los elementos más interesantes del juego, y es que deberemos controlar la tendencia del mundo, que oscilará entre blanco y negro. Hacia donde se decante la balanza dependerá de nuestros avances y nuestra destreza para acabar con los bosses de cada zona y mantenernos con vida todo lo posible. Si conseguimos que la tendencia llegue a blanco puro, nuestra vida será más plácida y podremos acceder a una serie de items, pero si la tendencia cae a negro todo se complicará sustancialmente.

Algo que todavía no os hemos contado es que con nuestro personaje también contaremos con dos estados, la forma humana y la forma de alma. Con esta última dispondremos de mucha menos salud y a la forma humana solo volveremos derrotando a un boss o utilizando el objeto Piedra de ojos efímeros, algo que no abunda. Volver a la forma de alma es muy sencillo. Con morir os bastará, y no es algo que vaya a pasaros pocas veces. Para evitarlo, lo mejor será ir subiendo vuestro personaje eligiendo con tino qué atributos mejorar e ir haciéndonos con el mejor equipamiento y armas que podamos llevar en cada momento. Nada demasiado diferente del resto de souls.



Otra cosa que debéis tener en cuenta en todo momento es que hay que controlar el peso del equipamiento que podéis portar y que, para recuperar salud, dispondremos de diferentes plantas que iremos recolectando por los mapas, cada una con diferentes niveles de recuperación, por lo que deberéis administrarlas con más o menos cuidado. Como véis, la diferencia principal, la más interesante y quizás la más complicada de entender, es la de la tendencia, pero os recomendamos que no os obsesionéis con el tema y no le deis demasiadas vueltas en vuestra primera partida.

Cabe destacar que en este remake nos encontramos algunos cambios que se han incluido respecto al original. Uno de los que más impacto tiene es una renovada gestión del inventario, y es que en este remake podremos dejar cosas almacenadas en nuestra caja de inventario en cualquier momento para no alcanzar el límite y encontrarnos en la tesitura de no poder cargar con nuevos artículos que luego nos vendrán muy bien. La verdad que es un cambio que nos aporta bastante calidad de vida. Los que jugaron el original nos entenderán. Otra novedad interesante es el sistema de combate. Se ha vuelto menos pesado y pronto comprobamos que, sin ser un Sekiro, es más dinámico y trepidante. Ahora, nuestros golpes se sienten como nunca y disfrutamos mucho más los combates.

UN REMAKE PARA ESTRENAR UNA GENERACIÓN

Si nos ponemos a analizar este Demon’s Souls Remake desde un punto de vista más técnico, lo primero que llama la atención nada más arrancar el juego es su apabullante apartado visual. Los nuevos modelos son increíbles, las nuevas animaciones aportan además muchísima riqueza a la acción, y los escenarios, reimaginados completamente a partir de los diseños de From Software, son una locura. Incluyen una cantidad de detalle y una iluminación tan espectacular que parece mentira que estemos ante un remake. Respecto a esto, Bluepoint ha incorporado dos modos de juego, uno con el que disfrutar de sus gráficos en todo su esplendor, a 30 fps, y otro modo donde se premia el rendimiento que, a cuenta de bajar levemente la calidad visual, se mueve con soltura a unos 60 fps que seguro que muchos agradeceréis.

Además de todo esto, se ha incorporado un modo foto completísimo que nos permite incluso utilizar un filtro de color que emula la versión original del juego en PS3 y que podemos mantener durante la partida. Seguro que los más puristas lo sabrán valorar y se sentirán compensados, al menos en parte, por las licencias que Bluepoint se ha tomado adaptando algunos jefes y otros elementos del juego, pero es que, a nuestro parecer, era algo totalmente imprescindible para llevar el juego al nivel que alcanza este remake.



Si a todo este portento gráfico, le añadimos las nuevas capacidades del Dualsense de PlayStation 5, ya es para volverse loco. La utilización de la vibración del nuevo mando es una delicia y nos ayuda a sentir como nunca los golpes a los enemigos, pero es que la cosa ya se vuelve increíble con la utilización de la magia. Puede que no llegue al nivel de aprovechamiento de la tecnología háptica de Astro’s Playground, pero las sensaciones son realmente indescriptibles. Una verdadera pasada.

Para rematar el apartado técnico, tenemos que hablaros del sonido, con una banda sonora que recupera temas originales mezclados con otros nuevos, con un doblaje al castellano realmente soberbio y una utilización del audio 3D que realmente compensa la compra de unos auriculares en condiciones. Una maravilla en este aspecto.

CONCLUSIÓN

Si definimos los términos con los que abríamos este análisis de una forma más o menos coloquial, podríamos decir que un remaster es un lavado de cara con mejores texturas y, en ocasiones, modelos mejor definidos, que ayudan a disfrutar de un juego en una generación posterior. Por otro lado, un refrito vendría a ser el portear directamente un juego a una nueva generación sin apenas cambios pero haciéndonos pasar por caja simplemente por la compatibilidad. Para acabar, un remake sería coger el diseño original de un juego y utilizarlo como cimientos para generar a partir de ahí nuevos modelos, animaciones y escenarios de la forma más fiel posible al original, pero partiendo de 0, de forma que se juegue y se sienta como un juego actual. Pensad en las remasterizaciones y los remakes del cine y todo se vuelve más sencillo de entender.

Como en todo, hay buenas y malas remasterizaciones, y hay remakes y remakes. Pues bien, aquí estamos hablando de otra cosa, y eso se percibe desde el momento en que aparecemos en ese túnel sombrío en el que arranca Demon’s Souls y lo cruzamos mientras nos golpea la luz filtrada a través de sus cascotes derruidos y salimos por primera vez a cielo abierto. Por si aún hubiera alguna duda, ésta queda completamente diluida al conseguir nuestro primer parry. Aquí no estamos hablando de remasters, ni remakes. Aquí estamos hablando de una joya única y que debe ser disfrutada poco a poco, sin prisas, con mucha paciencia y determinación.

Demon's Souls Remake
De vuelta a Boletaria como nunca
Os gusten más o menos los juegos de este género, adentraos sin miedo en las tierras de Boletaria, liberad vuestra mente y no os perdáis el primer imprescindible de PlayStation 5. ¡Umbasa!
Jugabilidad
9
Gráficos
10
Efectos y sonido
9.5
Nota 3DA
9.5

A continuación, os dejamos el trailer de lanzamiento del juego.


Para más info, visitad la página en la web oficial de PlayStation en www.playstation.com/es-es/games/demons-souls



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Acerca de Raúl Cerezo

Director y redactor en 3DA, El Portal del 3D y la Animación.
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